¿Sabes cuál fue el primer videojuego de la historia? No, no fue Pong, pese a que muchos así lo crean. Fue Tennis For Two. Y su invención se la debemos a un físico americano llamado William Higinbotham. Por aquel entonces, el científico trabajaba en un laboratorio que proponía cada año una jornada de puertas abiertas al público.
Para hacer que el evento fuera más entretenido de cara a los visitantes, a Higinbotham se le ocurrió la idea de crear un pequeño juego. Él mismo lo presentó a las visitas un 8 de octubre de 1958.
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¿Qué pinta tenía el primer videojuego de la historia?
El objetivo: hacer la ciencia menos aburrida
Higinbotham sabía de sobra que una exposición científica suele ser más bien estática o incluso aburrida, y se le ocurrió una pequeña forma de dinamizar el evento. Para conectar con el público, en especial con los más pasivos, se le ocurrió la idea de Tennis for Two.
El aspecto: un osciloscopio y una pantalla
La pantalla de un osciloscopio presentaba una vista en dos dimensiones de una cancha de tenis. Un punto luminoso representaba la pelota, que además dejaba una estela bien visible cada vez que rebotaba de un lado a otro de la red. Los jugadores disponían de un par de botones y ruedecitas, conectados a un ordenador analógico, para controlar el ángulo de la pelota.
Centenares de visitantes, intrigados, hicieron cola para probar ellos mismos aquel divertido y curioso juego de tenis electrónico. En aquel momento, Higinbotham no podía imaginarse que aquel pequeño entretenimiento sería el precursor de una industria que, hoy en día representa un negocio de miles de millones de euros al año.
Pero no fue hasta 1982, cuando la revista Creative Computing reconoció Tennis for Two como el primer videojuego de la historia, y al científico Higinbotham como su padre.
¿Cómo fue desarrollado Tennis for Two?
El punto de partida: la lectura del manual de instrucciones
El “cerebro” del videojuego era un pequeño ordenador analógico. Un día, mientras Higinbotham revisaba el manual de instrucciones, vio algo que le llamó la atención. En el libro, se explicaba cómo generar diferentes líneas a través del tubo catódico de un osciloscopio con la ayuda de resistencias, relés y condensadores. Como ejemplo, se dibujaba la trayectoria de una pelota sometida a la gravedad y a la resistencia del viento.
¡Bingo! No hizo falta más. A Higinbotham se le encendió la bombilla y nació Tennis for two.
Las evoluciones del juego
Este pequeño juego no se quedó en la exposición de 1958. Un año más tarde, el juego ya contaba con varias opciones adicionales. Por ejemplo, se podía elegir jugar en la luna, con una gravedad más débil, o en Júpiter, con una gravedad mucho más potente.
Una gloria efímera
Aunque Higinbotham fue el precursor de los videojuegos tal y como los conocemos hoy en día, su historia pronto cayó en el olvido. Poco se volvió a hablar del tema hasta 1970, cuando los creadores de otro juego, Pong, estaban en medio de un procedimiento legal.
Los expertos determinaron durante dicho procedimiento que el invento de Higinbotham no era en realidad un videojuego. ¿Por qué? Simplemente porque no utilizaba una señal de vídeo propiamente dicha para enviar las imágenes a la pantalla.
Hizo falta esperar hasta la publicación de la revista Creative Computing en 1982 para que Higinbotham recuperara su sitio de honor en la historia del gaming.
Epílogo
Higinbotham falleció en 1994, y nunca llegó a patentar su videojuego. De hecho, él no lo consideró en ningún momento como un invento. De todas maneras y de haberlo hecho, habría sido el Gobierno Federal y no él quien se hubiera quedado con los derechos. En cualquier caso, Higinbotham se llevará para siempre el reconocimiento de los gamers del mundo entero.